Por Deby Beard. @debybeard
Es muy común que cuando hablemos de las vacaciones nos pregunten si preferimos ir a la playa o al bosque, ir a alguna ciudad o a practicar deportes, siendo que lo mejor de viajar es la versatilidad que nos ofrece la experiencia. Viajar es una ventana de oportunidades que no se limita a una sola cosa, y eso es precisamente lo espectacular de China.
Beijing
También conocida como Pekín, la capital de China es un romántico contraste entre la modernidad y los sitios antiguos, como el palacio imperial de las dinastías Ming y Qing también llamado la Ciudad Prohibida. En la exclusividad de Chaoyang, muy cerca del Embassy District, se desarrolló el moderno proyecto Génesis, donde se reúne lujo exorbitante, jardines bellamente decorados y el máximo despliegue de modernidad.
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Aquí se encuentra una joya que acaricia los sentidos: el resort urbano Bulgari Hotel Beijing. Se trata del cuarto hotel de la marca joyera italiana, y cuya reciente apertura ha deslumbrado a China con su moderno diseño, la combinación del paisaje y el río que fluye a unos metros. Aquí se fusionan las comodidades de occidente con las técnicas más tradicionales y representativas chinas, que se disfrutan al máximo en cada espacio de esta joya hotelera. Su alberca es el corazón del hotel, rodeada de muros de piedra, columnas que evocan baños romanos, mosaicos y camas rodeadas en tela transparente, que crean una atmósfera de opulencia.
Shangai
Shangai es una de las ciudades consentidas para visitar y aprender de la cultura china, pues es donde conviven de forma paralela el hechizante pasado con el vibrante futuro, como es el caso del Distrito Jingan, llamado así en honor al templo ancestral budista Jing’An que visitamos hace unos días, además de ser un importante centro comercial y de negocios, con restaurantes y bares internacionales y hoteles cinco estrellas.
La ciudad es famosa por sus rascacielos y el St. Regis Shangai Jingan es uno de los más espectaculares, con su enorme y estilizada estructura que ofrece vistas espectaculares al vanguardista horizonte. Su estilo clásico derrocha elegancia pura y comodidad del más alto nivel, con detalles en mármol y delicados toques que recuerdan la cultura china, como pinturas artesanales sobre lámina de oro y muestras tradicionales caligráficas. Se encuentra a poca distancia de la Plaza del pueblo y del Bund, que es el nombre que le dieron los británicos a la zona del malecón.
Suzhou
Alejada de los efectos del paso del tiempo, esta centenaria ciudad se encuentra en la provincia de Jiangsu, en la parte baja del río Yangtsé y a orillas del lago Jinji, y es una visita imperdible para vivir al estilo de los emperadores y poderosos que la habitaron hace 2500 años. Su diseño distribuye las casas con tejas de barro con canales de agua, puentes y pagodas, y también tiene una part
Una de sus recientes incorporaciones es el W Suzhou, un portal del tiempo entre el pasado, el presente y la máxima comodidad.
La aventura sensorial empieza desde que se ve su fachada cristalina y sus espacios amplios, de trazos sencillos y concretos, que bailan en una danza armónica con los colores que decoran los muros. Adentrarse en el hotel es como estar dentro de una galería de arte, donde la romántica luz ambiental resalta los rasgos culturales y arquitectónicos de la antigua ciudad, mediante la reinterpretación de lagos, rocas y pabellones.
Hangzhou
El pueblo de Fayun se ubica en la provincia de Hangzhou, famosa por su inexplicable belleza natural, y por los aromas de incienso y té que se desprenden de las pagodas y los templos. El vaivén del viento sobre las hojas de los árboles guía los pasos hacia Amanfayun, un remanso rodeado de altos bambúes, plantaciones de té y monasterios budistas, además del Lingyin Temple, uno de los templos más grandes del país.
El hotel es parte de la restauración completa del pueblo, por lo que conocerlo significa ser parte de una historia viva. Cada villa es única por haber sido casas antiguas, y durante el proceso de habilitación se respetaron la construcción y los detalles originales del pueblo. Por su cercanía al monasterio, es común encontrarse a monjes budistas mientras se camina por las calles o escuchar los tambores durante sus ceremonias, mientras se admiran las casitas tradicionales hechas con barro y tejas que han persistido al paso del tiempo. Tomar te en fayun place, rodeadas de libros y silencio es una experiencia de paz exquisita.
Yangshou
Junto al río Yulong y rodeada de una exótica vegetación, Yangshuo es la representación de más típica de la China rural. Las vistas apacibles al río, a cumbres y picos irregulares por donde se voltee, búfalos de agua y cormoranes que usan los pescadores para atrapar a los peces.
En este paraje de paz se encuentra Banyan Tree, un remanso espiritual donde se conecta con la energía del ambiente y de la gente. Luciendo como un auténtico pueblo chino de arquitectura típica, es una más de las maravillas locales, que se mezcla con la belleza natural y el de las calles históricas pintorescas. Para descubrir el resort y sus alrededores, se disfruta de cenas en la terraza con vistas al cielo nocturno, recorridos por el río en una tradicional balsa de bambú, y paseos en bicicleta por el campo, para admirarnos las vistas del río Li a través de las colinas, las laderas y de los canales de piedra caliza.